curchatovio

La Pianista Acaricias la música que interpretas para mí. Los sonidos del piano te dibujan perfecta, tan cálida, a mi lado. Tu figura se funde a la partitura, con la misma firme pincelada, Con que coloreas las notas. Sentado junto a ti, te acompaño. Las notas llegan desde tus dedos a mi mano, que toca tus cabellos. ¡Quisiera tomar mi devoto corazón con las manos, y regalártelo! La música celebra este momento solo nosotros dos, y los sonidos del piano.   Mario Ormaechea Lugones, 13 de septiembre del 2003.

Carta de un anciano caminante Doy gracias por encontrar la felicidad en la sencillez de los pequeños detalles, que la vida me guardó para darme esperanza. Detalles que están ante la vista de todos, pero efímeros a los ojos jóvenes e impetuosos. Gracias por la sabiduría que me brindaron los avatares de este camino pedregoso, pero pleno y hermoso en las reminiscencias que acuden a mi mente ya cansada. Que importancia tiene todo lo que intente acumular si ya me voy. Lo que queda de mí son los recuerdos que dejo en vos. Los que marcarán la huella que dejo en este paseo que me nombró como un caminante

El otro lado Viví ensueños de dulces delirios bañados en el néctar del deseo. Bebí de la cristalina fuente del éxtasis hasta nunca alcanzar la saciedad. Rojos, ocres y azules tiznaron los grises de mi abandono a saborear la esperanza. Abandono al gozo de llenarme el pecho con las cálidas brisas de mis atardeceres. Depresión maldita que ahoga el sentido de lo cotidiano tornasolando la importancia de lo somero en vacuo y efímero. Quitándole la felicidad a la atención de olvidar lo transcendente. Quitando la nada al todo, que sin nada se vuelve demasiado. Volver al origen de la desesperaci

Te quiero con todo el espíritu que pueda juntar. Es inconmensurable lo que siento por vos. Eugenia... No puedo dejar de percibirte. No puedo extirparme donde está alojado el sentimiento hacia vos. Si pudiera dejar de existir, acá y en la otra vida sería la única forma de dejar de quererte como lo hice ahora y siempre. Ni siquiera la muerte puede separar mi corazón tuyo que esta cerca de todo lo que representas. Todo lo que hice, cuando no te conocía, fue para alcanzarte con la imaginación. Pero cuando te vi por primera vez, lloré amargamente por que vi que algo al fin era per

Cela y adora la suerte. Reina la Libertad, el viento. Navega a fil de rodas, busca honor en la causa, ilústrame lagrima de acero.